Cada
día vuelvo a dedicarte la última prosa, decidida a ya no buscarte en el
aire al despertar ante la inmensa necesidad de calmar la mente que,
lejos de descansar, trabajó en cada sueño nocturno.
Pero
cada día pasa, como se pasa el sol del Este al Oeste, como me paso de
un lado al otro de la cama sin dar con tu cuerpo al cual busco
arrinconarme y vuelvo una y otra vez a tu luz, esa hermosa luz que no
encandila.
Y
un día, despertar arrinconados en la antipoética escena de una mañana
de verano sin aire acondicionado, alcanzarnos la taza de té sin
hablarnos, y pedirte un beso en el instante menos pensado… un día, estar
juntos será moneda corriente y nuestras plenitudes compartidas serán
más plenas aún.
Un día, cuando sea el momento, cuando aceptes justo antes de que me canse de insistir, cuando te animes, me anime, te anime y me animes, cuando no anteponga el temor, cuando contestes mis preguntas, cuando no nos demos cuenta de que acompañados y nosotros son hermosamente sencillos y así estamos, sólo hay que darse cuenta, y contar.
Mientras tanto, y para siempre, ¿Qué mejor que no necesitarnos para ser felices?
Si ya somos felices, compartámoslo y hagamos amor para el mundo.
...si ya pediste mi mano, y ésta, que aquí te dejo, es mi propuesta, sólo resta darnos cuenta y todo lo que viene después.
Si ya somos felices, compartámoslo y hagamos amor para el mundo.
...si ya pediste mi mano, y ésta, que aquí te dejo, es mi propuesta, sólo resta darnos cuenta y todo lo que viene después.