martes, 26 de enero de 2016

Somos más que uno.


Somos dos idiotas y vos… …la buena noticia.

La ciudad se agita e interrumpe la calma de la noche, no nos importa. Nos aislamos, tu sonrisa interrumpe la seriedad de nuestras miradas; resuelves disolver la tensión de mi ser.

Los últimos colores del atardecer se van con el sol, sin sol no hay luz, no hay color, hay estrellas, fugaces, llueven y aún reiteradas, aún conocidas, aún esperadas… me dejan atónita; mucho más que cualquier artificio de luces y colores que el hombre haya podido inventar.

Los objetos que siempre estuvieron ahí aparecen por primera vez en mi observar, como si la boya sólo hiciese titilar su luz cuando necesito fijar la vista en un punto lejano; como si las campanas de la catedral sólo tocasen cuando mi ansiedad necesita saber del paso del tiempo. Como si mi corazón solo latiese cuando tú te acercas, cerca.

Pero contigo fue distinto, no necesite saber de ti, ni observarte por primera vez: siempre estuviste aquí y lo supe en mí ser, cuando evadía la realidad observando a través de la ventana de aquel auto amarillo. Cuando invente personajes iguales a mí pero al otro lado del mundo, cuando camine temerosa, cuando me escondí en los rincones, cuando creí en Dios y cuando no.

Juntas, cometemos los mismos errores para luego convencernos de que fueron necesarios, amamos en potencia y nos entregamos porque sabemos que no hay manera de perdernos, ni de disolvernos.
Te percibí, siempre, antes del primer llanto; fuiste la más resistente y cálida de las armaduras…; fuiste quien jugo conmigo cuando no había más que barro y cucharitas como juguetes; fuiste cómplice de ideas ocurrentes, de tintas de fibras en botellas de plástico buscando inventar nuevos colores; aún paralizada y anestesiada fuiste presencia en la inmensa soledad del tumulto que no deja de correr; fuiste apenas una sensación hasta que decidiste despertar y hablar.


Los hiciste caer, uno a uno, a pesar de mi resistencia; transas, día a día pactos con el destino; guías mi instinto y mis lágrimas; intensificas mi percepción y confirmas mi existencia, tú, siempre joven, siempre mía, tan sensiblemente fuerte, Constanza. 

viernes, 8 de enero de 2016

PENSABA...

Que puedes cruzar el océano, no hay problema.
Que no dejes de observar, siempre hay un nuevo detalle.
Que dejemos de hacernos los pelotudos y nos miremos, todos, a los ojos.
Que relacionarnos atemorizados de amar, bloqueando el paso más allá de nuestras periferias, es más paradójico que pretender que la relación sea para siempre.
Que las prohibiciones, trabas, leyes y reglamentos que se dictan en nombre del amor son egoístas absurdos sociales.
Que la libertad es real, el libertinaje es un invento.
Que si la música te puede, imagínate cuánto con un beso.
Que hay que ser objetivos: todos dicen la verdad, todos mienten y existen finitos incontables puntos de vista.
Que si sería posible determinar a ciencia cierta que es bueno y que es malo no habría tanto espíritu merodeando sin saber si entrar al cielo o al infierno.
Que ACEPTAR es una de las tantas opciones que tienes, también puedes intentar cambiar la realidad.
Que Dios existe, vivió con los dinosaurios y está con ellos en los pozos de petróleo.
Que enojarte también es una de las tantas opciones que tienes, también puede reírte de ti mismo y contagiar al universo.
Que discutir es derroche de un recurso no renovable: el tiempo.
Que pensamos distinto y escuchar el pensamiento del otro, aceptando que es del otro, es crecer.
Que dejar de juzgar fue la receta mágica que me regaló un hombre al que amo.
Que amar no es suficiente cuando, simplemente, no es el momento.
Que darme por vencida, convencida de que no es el momento, también es opcional.
Que quienes luchan por una causa común, tienen como motor una causa individual: amable, indignante, fea, linda, entendible, justificable o inaceptable... pero individual. 
Que mientras un investigador universitario labura gratuitamente en un proyecto de energías renovables, científicos en Norcorea desarrollan una bomba de hidrógeno con la capacidad para destruir una ciudad como París. 
Que no me entra en la cabeza el fútbol, su mafia y el dinero. 
Y que, creo, jamás entenderé las ansias de poder y acumulación de capital en una persona:
...si al final, ya, todos: tenemos la muerte asegurada. 

Kuwait incendio de los pozos petroleros PH: Sebastian Salgado. VER: La Sal de la Tierra.