Somos dos idiotas y vos… …la buena noticia.
La ciudad se agita e interrumpe la calma de la noche, no nos
importa. Nos aislamos, tu sonrisa interrumpe la seriedad de nuestras miradas;
resuelves disolver la tensión de mi ser.
Los últimos colores del atardecer se van con el sol, sin sol
no hay luz, no hay color, hay estrellas, fugaces, llueven y aún reiteradas, aún
conocidas, aún esperadas… me dejan atónita; mucho más que cualquier artificio
de luces y colores que el hombre haya podido inventar.
Los objetos que siempre estuvieron ahí aparecen por primera
vez en mi observar, como si la boya sólo hiciese titilar su luz cuando necesito
fijar la vista en un punto lejano; como si las campanas de la catedral sólo
tocasen cuando mi ansiedad necesita saber del paso del tiempo. Como si mi
corazón solo latiese cuando tú te acercas, cerca.
Pero contigo fue distinto, no necesite saber de ti, ni
observarte por primera vez: siempre estuviste aquí y lo supe en mí ser, cuando
evadía la realidad observando a través de la ventana de aquel auto amarillo.
Cuando invente personajes iguales a mí pero al otro lado del mundo, cuando
camine temerosa, cuando me escondí en los rincones, cuando creí en Dios y
cuando no.
Juntas, cometemos los mismos errores para luego convencernos
de que fueron necesarios, amamos en potencia y nos entregamos porque sabemos
que no hay manera de perdernos, ni de disolvernos.
Te percibí, siempre, antes del primer llanto; fuiste la más
resistente y cálida de las armaduras…; fuiste quien jugo conmigo cuando no
había más que barro y cucharitas como juguetes; fuiste cómplice de ideas
ocurrentes, de tintas de fibras en botellas de plástico buscando inventar
nuevos colores; aún paralizada y anestesiada fuiste presencia en la inmensa
soledad del tumulto que no deja de correr; fuiste apenas una sensación hasta
que decidiste despertar y hablar.
Los hiciste caer, uno a uno, a pesar de mi resistencia;
transas, día a día pactos con el destino; guías mi instinto y mis lágrimas;
intensificas mi percepción y confirmas mi existencia, tú, siempre joven, siempre
mía, tan sensiblemente fuerte, Constanza.

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