viernes, 19 de agosto de 2016

relatos del tiempo en el aire

¿que me decías? ...disculpá, estaba de viaje, un viaje en el tiempo.
Si, Ya se, y estoy tranquila, no me asustan tanto los vericuetos de esta cabeza, al menos no desde que… bueno, eso. Si de estar realmente loca se tratase, no me cuestionaría tanto, sería feliz, feliz, inmersa en la locura, y feliz. Bueno, no, pará, no me des vueltas las cosas… no es que los felices sean locos, locos son los que se enroscan en las pelotudeces que los hacen tener una vida de mierda, y ser un poquito mierdas también. Mirá, me estaría importando muy poco, cuando tengo ganas de caminar pegando saltitos, camino pegando saltitos… allá quien no lo apruebe, no entendió nada, que se calme.
Te decía: me enamoré. Y no seas tan hijo de puta de recalcármelo, ya sé, fallé a uno de mis mejores logros personales: amar sin estar pelotudamente enamorada. El problema es que no estoy segura de amarlo, en este estado, tan somnolienta, sedada por las ilusiones, ¿cómo podría estar segura de llegar a amarlo? Me fije en internet, los pasos antes de amar a alguien son 10, y nos faltan.
¿Que? ...ay! Cada vez que te digo que tengo un sueño para contarte se te para el pito, ¿en que momento te perdí el respeto de esta manera? No fue un sueño, fue real, bah, en la realidad… si estaba garchando, no estaba durmiendo, te juro que viajé en el tiempo. No se para que gasto saliva en jurarte, si al final, siempre es en vano.
Fue una noche maravillosa, de esas que al final me dan miedo, es como probar cocaína de la buena: es casi imposible que vuelvas a sentirte así, hay reacciones químicas que no sabemos producir, no es que no podamos, somos unos pelotudos. No hicimos nada que cualquier pareja de seres humanos normales no haya echo alguna vez, pasa que pusimos la presencia, los dos estábamos ahí, lo del alma fue primero, en realidad fue al principio e intenté disimularlo, el lo confundió con una de mis pesadillas, recordame que no vuelva a contenerme cuando me pasan estas cosas. Hacíamos el amor, besos de sonrisas, y entonces, sonó: “te vi… juntabas margaritas del mantel….” en la voz de una mujer que no se quien es y seguro, es gallega… y me vi, lo vi, nos vi…  nos vimos, Fito vuelve a repetir las estrofas y es el soundtrack de mi viaje, eramos niños, yo estaba realmente perdida y lo vi, lo vi mirarme, tímido él mientras su hermano nos observaba a ambos. Él no lo sabe porque olvida los detalles importantes, pero se lo he dicho, viví, todo este tiempo, en esa mirada… fue de esas cosas que me ayudaron a vivir, y me fui…. De vez en cuando a algún lugar, a él no le hace gracia este país y yo tenía un vestido, y ahora: ¿un amor?

Ya sabemos comprender: es sólo un rato nomás.

miércoles, 17 de agosto de 2016

anómalo

Es raro, tan raro como volver a un lugar desconocido
tan raro como extrañar un lugar del cual nunca he salido
como asombrarte de sentir que ya conoces ese lugar, cuando has vivido allí toda tu vida

Es raro, del verbo raro.
Es, de ser, ser en la piel una persona, y en la mente otra.
Si pudiera controlarte, sabes que no lo haría.

Es raro, tan raro como escaparse a una cárcel,
como refugiarse en la boca del lobo
como amar a tu verdugo
tan raro como detestar al ángel que llevas dentro.

Tan raro como abrirle la jaula al pez
Es raro, tan raro como que dejes que se escurra el universo entre tus manos
raro, como creer que el cosmos puede reducirse a los granos contenidos en un reloj de arena

Es raro, que estés ahí, esperando que el futuro sea lo que planeaste cuando es hoy que tienes lo que siempre quisiste y aquí estás, silenciando el segundero.

Es raro, que te refugies en pedidos de paz que tu mismo coartas
tan raro como cuando pones límites a quienes te cuidan, y los liberas para quien te lastima.

es raro que sigas caminado al frente
raro, que creas que el día que decidas voltear vas a encontrame detrás.

Raro, tan raro, como el día que me llevaste de viaje en el tiempo.
Te he echado de menos, estando en la luna, e incluso estando en el mar.
Te he invocado, como cuando niños, ¿donde has estado?

Es raro, volvimos al comienzo y de nuevo estamos en el final.

lunes, 1 de agosto de 2016

sin culpas, perdón

Pidió perdón, por sentirse con el permiso de entrar en su vida cuando ella quisiera. Por intentar arreglar cosas que en realidad estaban bien como estaban y ahora ya no están, desaparecieron en ese intento de arreglarlas.
Por soñar individualmente los sueños de los dos, por planear por sobre sus planes, que aunque se parecían, no eran iguales.
Pidió perdón, una y mil veces, pidió perdón. Por haber fingido tan bien su propia desaparición, por hacerse invisible y simular indiferencia. Perdón, por haberse creído la ilusión de que su aparente felicidad era, en realidad, verdadera.
Pidió perdón por sobrevolar, con alas de fibra óptica, sobre su vida pixelada.
Por creerse capaz de evitar lo inevitable, por haberse burlado de aquel destino predestinado y por estar aquí, hoy, intentando adelantarse al tiempo, por sobre sus sueños, sus realidades, sus planes y sus ficticias felicidades, a punto de volver a hacerse invisible y desaparecer en la indiferencia.