lunes, 1 de agosto de 2016

sin culpas, perdón

Pidió perdón, por sentirse con el permiso de entrar en su vida cuando ella quisiera. Por intentar arreglar cosas que en realidad estaban bien como estaban y ahora ya no están, desaparecieron en ese intento de arreglarlas.
Por soñar individualmente los sueños de los dos, por planear por sobre sus planes, que aunque se parecían, no eran iguales.
Pidió perdón, una y mil veces, pidió perdón. Por haber fingido tan bien su propia desaparición, por hacerse invisible y simular indiferencia. Perdón, por haberse creído la ilusión de que su aparente felicidad era, en realidad, verdadera.
Pidió perdón por sobrevolar, con alas de fibra óptica, sobre su vida pixelada.
Por creerse capaz de evitar lo inevitable, por haberse burlado de aquel destino predestinado y por estar aquí, hoy, intentando adelantarse al tiempo, por sobre sus sueños, sus realidades, sus planes y sus ficticias felicidades, a punto de volver a hacerse invisible y desaparecer en la indiferencia.


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