jueves, 9 de octubre de 2014

Y VAN... pasando.

Pensé que él era un tipo seguro de si mismo.
Creí que él era una persona que luchaba por lo que quería.
De él,  imagine que iba a ser fácil enamorarme.
Él, me pareció un hombre capaz de cuidarme.
Soñé que él iba a dar respuesta a todas mis preguntas.
Aseguré que él era distinto.


Pero no, ninguno de esos hombres fue lo que pensé, creí, imaginé, soñé o asegure iban a ser.
“Fueron, son y serán lo que nunca quise que fueran”, pero el error esta en mí, al engañarme antes de tiempo. 

Ellos, sólo fueron lo que son: no ser para mi. 





viernes, 25 de abril de 2014

así es como la palabra FELIZ pierde sentido.

De alguna manera también se trata de permitirnos estar tristes.
Evocar a la sonrisa triste y distender los músculos del cuerpo a quienes con tantas angustias cargamos antes de permitirnos pensarlas, dolerlas y dejarlas ir.

Mi teoría es que no hay persona más infeliz en esta vida que aquella que no se ha permitido llorar a sus muertos, amar aún después del engaño, sufrir los descuidos, extrañar la felicidad compartida.

No existe persona más fuerte que aquella que se anima a enfrentarse a sus angustias y supera el reto de permanecer mañanas en la cama entre pañuelitos descartables y tazas de té a medio terminar.  Una filósofa amiga utiliza el término “llorar a carcajadas” y no encuentro definición más acertada para ese llanto que nos ahoga, nos quita la respiración, nos cansa y nos hace dormir.

¿Cuántas veces, de niña, me he acurrucado en el llanto hasta entrar en un sueño profundo de efímera serenidad?

Las películas melodramáticas son el invento de un médico loco que descubrió cuan perjudicial para la salud es la acumulación de lágrimas no derramadas. Ahora que el vino ya no es suficiente y las drogas evolucionan para anestesiar lo que sentimos y así vivir en un mundo paralelo donde los relojes siguen girando, y el alma se desprende de nuestro cuerpo sin que eso signifique la muerte.

Seremos agua, células, piel, huesos, músculos y cuanta cantidad de cosas quiera describir un manual de anatomía; pero el alma, el alma pesa señores. El alma es caprichosa y se empaca cuando no la dejamos ser, el alma comprime nuestros pechos, juega con nuestros estómagos, inunda nuestras gargantas, salta en nuestras cabezas, pero ante nada, y también, ante todo, el alma ama a nuestro cuerpo.
Sólo habitando nuestro cuerpo, alma siente los sentidos. Por eso el alma hoy esta tan enojada conmigo. Mi alma no entiende como nos permití perder a aquella persona que revoluciono tanto mi gusto, mi olfato, mi tacto. 

Alma es una niña adolescente y razón es esa abuela de pelo largo y canoso, de piel morena y curtida, de ojos oscuros y cristalinos. Razón es sabia y cuenta con las armas más poderosas de todas: instinto, memoria, historia.  Sabe de dolores y de errores propios y ajenos, sabe cuidar.
Razón aún siente la impotencia de no entender que pasaba cuando aquella niña se acurrucaba en el llanto hasta dormirse, pero ante todo, razón es protección y envió a las profundidades los más dolorosos recuerdos de quienes se va desligando en cada llanto del presente.          
Razón dejó que cuerpo, alma y yo juguemos con él hasta que él rompió las reglas del juego, y el dolor entre tanto dolor no se entiende como dolor, de ti también aprendí no así tu de mi.


Y te cuido, a ti también te cuido, como he cuidado a cada uno de aquellos hombres a quienes permití descuidarme, mientras la angustia duele, mientras alma se impacienta y razón, sabia razón, simplemente espera. 
Mientras yo me permito estar triste, deseo, infeliz, que seas feliz.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              

martes, 11 de febrero de 2014

de lluvias y tormentas

Esa noche,  no pudiste controlar al Hyde.

Me tiraste a la cama y me cogiste.
Coger, verbo que usaba los españoles cuando tomaban en posesión a las nativas.

Me poseíste,  desataste la tormenta.
Despertaste al viento que se atrevió a entrar por la ventana para navegar los vericuetos de nuestras pieles.
Captaste la energía de los rayos, estremeciste mi vientre.
Mojaste  la tierra.

Y desapareciste.

Dejando el aire denso, el tiempo lento y una mujer desposeída. 

viernes, 7 de febrero de 2014

NO TE ENAMORES por Martha Rivera Garrido

No te enamores de una mujer que lee, de una mujer que siente demasiado, de una mujer que escribe…
No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca.
No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma.
No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesía (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir sin la música.
No te enamores de una mujer a la que le interese la política y que sea rebelde y vertigue un inmenso horror por las injusticias.Una a la que le gusten los juegos de fútbol y de pelota y no le guste para nada ver televisión. Ni de una mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo.
No te enamores de una mujer intensa, lúdica y lúcida e irreverente.
No quieras enamorarte de una mujer así.
Porque cuando te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella, de una mujer así, JAMAS se regresa.

jueves, 6 de febrero de 2014

.sin paraguas.



llueve y no tengo paraguas, no... no estoy pidiendo que me regalen un paraguas,
 lo pierdo, se me rompe, lo olvido o desaparece por arte de magia.

NO TENGO PARAGUAS, y eso implica que estoy librada a las inclemencias del tiempo. 
Dispuesta a empaparme de pies a cabeza, dispuesta a perder el tiempo bajo un alero.

No voy a apurarme, llueve. 

y mi pelo esta mas desorbitado que de costumbre, y mis pensamientos me cuelgan mas que nunca, perdón, llueve.

llueve, y quisiera comer unos buñuelos y tomar unos mates en el galpón como cuando eramos pequeñas.

llueve, y no voy a chapotear en los charcos, pero tampoco le voy a negar a mi cuerpo el placer de la lluvia.

llueve, y espero llegar a casa

llueve, y (te) espero  ...a que desates una nueva tormenta.