Anoche soñé que dormíamos juntos.
No se quien fue, si
mi alma, mi mente o mi cuerpo.
Sospecho, fueron las
tres.
Fue un sueño muy
intenso
y ésto es cierto.
Podría jurar que
estabas acá
o yo andaba por
allá.
Sentí en mis brazos
el peso de sostenerte
sentí, en mi pecho,
la densidad de tu respiración
eliminando, exhalo a
exhalo todo aquello
aquello que pasó.
Sentí mis labios
súper húmedos
y mis piernas
confundidas entre las tuyas.
Al despertar me
encontré sin alma
alma nos enseñó
que no se trata de cuidar
se trata de
acompañar, y esa es una lección revolucionaria.
Admiro esa preciosa
costumbre de mi alma
de desprenderse y
merodear entre quienes me roban el pensamiento
admiro que confíe
en nosotras y nos deje solas…
Admiro su poder de
decisión, admiro su forma de dar
admiro su Fe en los
desconocidos que desaparecen
adoro
imaginarla acompañarte y enseñarte,
querido Ernesto, que
sentir no se piensa y que amar no se controla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario