HOMBRE, aquel que soporte ser el estro de mis locuras, de mi
imaginación; de los reclamos por reclamar, acumulados en la herencia de la
historia. Que soporte ser parte de cada una de estas palabras y se haga
cargo.
HOMBRE, aquel que tenga respuesta y apuesta. Aquel que
soporte las leyes del deseo, el deseo en piel, el deseo en mente.
HOMBRE, quien pueda sostener mi abrazo, mi abrazo de mujer
que se desploma y llora ante la más divinas de las acumulaciones de pasión, y
que me espere, en ese abrazo, cuando estoy volviendo del mas allá, de aquella
otra historia y vuelva a hacerme el amor para de nuevo enviarme al mas allá en una nueva acumulación de pasión para, esta vez, volver en el resplandor de una sonrisa.
HOMBRE, que de una buena vez por todas apueste todo su ser en
este juego, seguro de ganar aun dispuesto a la pérdida; hombre, aquel que puso
condiciones y las respeta.
HOMBRE, que no se siente abatido ante tanta presencia, pero
tampoco es más, es igual, ¿cómo puedes observarme tan fríamente mientras mi cuerpo
tiembla por ti? ¿Cómo puedes tratarme tan distante, tan cordial, sabiendo que
una mínima disminución en la distancia que nos separa te prendería fuego?
¿Por qué te respeto? ¿Por qué te mantengo vivo?
HOMBRE, aquel que cambie, que lo haga por él, que me quiera
para él, toda yo, todo él, sabiendo que cada uno es uno pero somos el otro que
necesitamos para confirmar quienes somos y encontrarnos en esas miradas, o en
ese abrazo que espero en la cama y me das mientras duermo.
Tú, metiéndote en mi cama en medio de la noche, y yo sintiendo seguridad y felicidad plena de sentirte, siendo tú un HOMBRE, que está ahí para amarme, no para violarme.
Tú, metiéndote en mi cama en medio de la noche, y yo sintiendo seguridad y felicidad plena de sentirte, siendo tú un HOMBRE, que está ahí para amarme, no para violarme.
HOMBRE a quien ame por todo lo que me da y no por todo
aquello que espero y desespero en el intento de tenerlo, que ame con furia, tú
no eres capaz.
Recordaré la lista de todas estas cosas que no eres,
pensando que quizá seas capaz de cambiar, de apostar, te recordaré a ti, con
toda esa lista inmensa de cosas que si eres y quiero para mí.
HOMBRE, estoy segura de quererte a mi lado, pero no le
venderé el alma al diablo para lograrlo.


