domingo, 4 de enero de 2015

libera el miedo, pero guarda un poquito de él.

Un día estás pensando en cuánto va a doler, y recordás que el único dolor al que le tenías miedo era al de la muerte, no a morir, sino al dolor al hacerlo. Entonces retrocedes sobre tu teoría de toda la vida y te das cuenta de que en realidad sí te importaría morir, de que hay cosas que van a seguir sucediendo en tu ausencia y deseas ser parte de eso, y para que después de la muerte las cosas sigan sucediendo, se necesita, de una u otra manera, que otros vivan mientras tu no estas.

Es poco probable que la muerte duela, entonces, mejor deja de acumular el dolor de la vida, despréndete de él, libéralo, sacúdete, baila, ríe y llora que el cuerpo es uno solo, la mente es sólo una y el corazón, bueno, el corazón es otra historia. 

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