Estoy buscando esa persona que estoy segura puedes ser pero
no sé si estés dispuesto a serlo.
No voy a frenar la búsqueda.
La vas a frenar vos, sólo tienes que pedirlo, buscarme,
conquistarme, ser ese hombre.
La va a frenar otro, mientras tú no lo pidas, no me busques,
no me conquistes, no seas ese hombre.
Es verdad que encontré en vos algo que busco desde hace
tiempo, pero eso no me frena en ti, al contrario, me impulsa a saber que no hay
únicos, hay más peces en el mar, somos un cardumen que despliega su encanto en
la conquista de aquello que estamos buscando.
Somos muchos teniendo lo que otro busca, buscando lo que
otro tiene, sólo hay que coincidir en tiempo, en lugar, en ganas… y el mar
intergaláctico de las redes sociales nos está cambiando las reglas del juego.
Podemos vigilarnos hasta el hartazgo: doble tilde azul,
última conexión, en línea… y no contesta. Controlar, perder, desesperar, los
héroes incondicionales mueren, y la libertad está en la sencillez de lograr que
absolutamente nada de todo esto nos importe.
Lo bueno de las búsquedas intensas, de los cientos de
historias acumuladas es que una vez que te cruzas con algo bueno sabes
diferenciarlo, y si te cruzas con algo malo, también. El método puede fallar
pero no está en los planes andar cerrando puertas, si planeamos vivir el hoy, ¿Quién
sabe?
Quizá un día encuentre un momentáneo para
siempre.
Ya lo decía la madre de una amiga de una amiga… hay que
mantener las velas encendidas.
Ya lo decía mi mejor amigo… sos fuego, nena.
Ya lo decía yo… el problema es que el
infierno tiene mala fama.

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