domingo, 29 de septiembre de 2013

LUNA LUNARES

Tengo más lugares, no se… es raro. Si, lugares; voy a hablar de lunares pero ellos conforman lugares.
Alguna vez dije que tengo una constelación de lunares en mi piel, vale la analogía, así como las estrellas que a veces, parece, hay más, que a veces, parece, hay menos… lo mismo me pasa con los lunares. Observo mi piel y no estoy segura de haber conocido a ese lunarcito que esta junto al más grande, casi en el centro pero reservándose a un costado,  conformando extrañas triangulaciones en mi hombro, como si de figuras de un caleidoscopio se tratase.

Un enamorado me dijo alguna vez que podría reconocer mi cuerpo observando algunos de mis lunares, así como los astrónomos guardan mapas de constelaciones en sus memorias, el reconocía mi piel. Mi piel y esa pequeña vena que se transluce al borde de uno de mis pezones, el derecho.

Pero la piel cambia.


Mi piel varía como lo hace cualquier otro ser que transita el paso del tiempo, entonces ese enamorado tendría que haber transitado el paso del tiempo junto a mí para poder seguir reconociendo aquellos datos que alguna vez registró en su memoria. Y ahora sus memorias están ocupadas por otras pieles, otros pezones, otras venas, otros lunares; lo cual no significa que aún no pueda reconocerme, sucede que esa posibilidad se hace cada vez más estrecha, en manera directamente proporcional al correr del tiempo, al pasar de amores, al pasar de noches fugaces...  lunares fugaces. 

martes, 24 de septiembre de 2013

SANANDO...

Me sentí enferma.

Lo primero que entendí fue que no estaba bien esto de aprender  sentada en una mesa frente a un libro, decidí viajar. Pasaron unos cuatro años, los viajes no fueron tantos.

El primer destino fue Valparaíso, Chile. Una puerta que se abre para quedar por siempre abierta.
Luego,  viaje sin estar presente. Subí a un avión rumbo a Río de Janeiro y olvidé empacar el corazón. En el país del carnaval y sin corazón, sin el latir que marca el más inicial de todos los ritmos ¿Qué clase de mujer viaja a un paraíso tan romántico sin corazón?

Pensé que podía corregir semejante error en el país de la Murga, viaje a Uruguay, pero esta vez olvidé empacar los sentidos.  No tiene sentido.

No volví a viajar.

Inicié una aventura desde donde estoy, el estoy que soy yo. Una exploración por los recónditos rincones del inconsciente. Conocí secretos, recorrí recuerdos, exploré sensaciones, descubrí conocimientos, abrí bloqueos. La aventura no termina.

Ahora amanezco sintiendo.

Entendí algo más: mejor que los libros, mejor que los viajes, son las personas. Después de todo también están en los libros y en los viajes, y en donde estoy.

Entonces la ciudad  se llena de héroes.
La que me rescata de la timidez al arte,
 el que me devuelve la pasión por la arquitectura,
quienes me muestran los mapas de la psiquis,
 la que me incita al delirio,
la que me rodea de nuevas músicas e historias de cine,
los que completan el mundo,
esa tipa que logra todo y tanto admiro,

y después (o antes, o durante) estoy yo, también heroína, a mi manera. Dejándome rescatar algunas veces, otras permitiéndome ser modificada, a veces emito, a veces reflejo,  a veces irradio, a veces absorbo.


En fin, quiero leer, quiero latir, quiero viajar, quiero sentir, quiero rodearme de gente, quiero ser amada…
… siempre y cuando no esté muy cansada

domingo, 22 de septiembre de 2013

SENTIR



Hoy desperté. Hoy desperté sonriendo, con esa sensación de paz, entrelazada con el acolchado. Mis pechos libres, sin corpiño, tenía puesta mi camisa naranja. Recuerdo que anoche sentí un poco de frío y ganas de caricias. Mi camisa me acaricia.
Desperté sintiéndome sensual, es que había tenido un sueño erótico. Si, la terapia hace que siempre le encuentre una parte un poco oscura  a esos sueños, pero considerando mi estado al despertar, esa parte quedará para el diván.

Amo los detalles de los sueños, amo poder revivir esos detalles, especialmente cuando son tan reales: como cuando comencé a besarlo por la espalda, el segundo en que dudé de seguir haciéndolo hasta que noté su respiración, intensa y el momento en que me dejo caer sobre el piso, acompañada por él y sus besos, y lo que no puedo olvidar: entre sus brazos, mi cuello se tensa pero sus manos lo sostienen, mis brazos encuentran la alfombra, me encuentro segura, mi cuerpo termina de caer, se recuesta y sobre el mío cae el de él. 

El resto es anecdótico, es incertidumbre: deseo, fantasía, erotismo ¿llevarlo al plano de lo real? De por sí él ya es un imaginario echo realidad. Él es un personaje Rosarino, de éstos que tanto detesto… es que amo sus detalles, me pueden, me transmite eso que es tan difícil sentir. Y ésta vez hablo de sentir mientras estoy despierta y tengo los ojos abiertos, y estoy vestida, y estoy rodeada de gente, y estoy frente a él pero sin él.  
    

domingo, 15 de septiembre de 2013

...de mis charlas con Ache

Cuando lo conocí le dije que todo estaba bien, que sólo había una cosa que funcionaba mal en mí y eso era el amor.  Con el tiempo la problemática paso del amor, a los hombres, de los hombres a la niñez, de la niñez al muy hijo de re mil puta de “El hombre”, del muy hijo de re mil puta de 
"El hombre” a mí, de mi a niña, de niña a mujer y aquí estoy, en Mujer.   

miércoles, 11 de septiembre de 2013

ENTRÉGATE

 Buscó en mi mirada los ojos de ella pero los míos le resultaron demasiado oscuros como para encontrar eso que andaba buscando. Mirar y encontrarse en la profundidad de los ojos marrones no es tarea fácil, pretender entender que es lo que sucede en el fondo es tan absurdo como observar la superficie del río creyendo que es posible ver las maravillosas historias del fango que se mece en las profundidades. 


Así con los ojos marrones, así con el río. Nadar a ciegas en las aguas turbias es sentir el barro en los pies, y en la piel el roce de lo desconocido. Quien se entrega a veces desconfía, pero más se entrega quien confía; entonces sucede lo mismo con la mirada. Cuando me mire a los ojos y logre dejar de pensar, va a olvidar aquello que andaba buscando para entregarse y amarrarse en el abrazo de la profundidad.