Hoy desperté. Hoy desperté sonriendo, con esa sensación de
paz, entrelazada con el acolchado. Mis pechos libres, sin corpiño, tenía puesta
mi camisa naranja. Recuerdo que anoche sentí un poco de frío y ganas de
caricias. Mi camisa me acaricia.
Desperté sintiéndome sensual, es que había tenido un sueño
erótico. Si, la terapia hace que siempre le encuentre una parte un poco
oscura a esos sueños, pero considerando
mi estado al despertar, esa parte quedará para el diván.
Amo los detalles de los sueños, amo poder revivir esos detalles, especialmente cuando son tan reales: como cuando comencé a besarlo por la espalda, el segundo en que dudé de seguir haciéndolo hasta que noté su respiración, intensa y el momento en que me dejo caer sobre el piso, acompañada por él y sus besos, y lo que no puedo olvidar: entre sus brazos, mi cuello se tensa pero sus manos lo sostienen, mis brazos encuentran la alfombra, me encuentro segura, mi cuerpo termina de caer, se recuesta y sobre el mío cae el de él.
El resto es anecdótico, es incertidumbre: deseo, fantasía, erotismo
¿llevarlo al plano de lo real? De por sí él ya es un imaginario echo realidad.
Él es un personaje Rosarino, de éstos que tanto detesto… es que amo sus
detalles, me pueden, me transmite eso que es tan difícil sentir. Y ésta vez
hablo de sentir mientras estoy despierta y tengo los ojos abiertos, y estoy vestida,
y estoy rodeada de gente, y estoy frente a él pero sin él.

No hay comentarios:
Publicar un comentario