Algunos quisiéramos
poder convertirnos en tantos ángeles como personas amamos y cuidar
de ellos a cada uno de sus pasos.
Seríamos ángeles
con poderes de súper héroes, no de Dioses.
Seríamos ángeles
con las energías del universo entero.
Algunos quisiéramos
ser ángeles que no podemos ser pero creemos en nuestras alas.
Algunos comprendimos
que todo eso que no podemos ser, ya lo somos.
Algunos no nos damos
cuenta y estamos rodeados de tantos ángeles como personas nos aman.
Entonces un día nos
cargamos de preguntas sin respuestas que se contestan el día que el
tiempo pase.
Entonces un día
nuestras temblorosas piernas se mantienen firmes para contener, en
amor, el dolor de quien esta desbastado.
Entonces un día
regalas sonrisas a los perdidos, miradas cómplices que dicen:
“estamos juntos, nos tenemos” y tu niña a esa niña que ilumina
el mundo entero con su ser.
Quizá nunca dejemos
de dejar para mañana lo mas importante que es ser felices.
Quizá nunca
aprendamos a despilfarrar las palabras de amor que ahorramos… ¿para
cuando?
Quizá nunca
entendamos la gravedad de dejar pasar el tiempo, así como así, como
si nada.
Y al final,
los ángeles que
tenemos,
los ángeles que nos
cuidan,
los ángeles que
están en el abrazo, en la palabra, también en el silencio y en la
mirada,
los ángeles que te
transmiten paz,
los ángeles que nos
acompañan cuando estamos solos,
los ángeles que no
nos sueltan la mano,
los ángeles que nos
dan la libertad de llorar en sus brazos,
los ángeles…
los ángeles, al
final, son los de carne y hueso con fuertes y gigantes alas de amor y
paz.



